domingo, 26 de octubre de 2014

UN CUADERNO EN LOS CAJONES.

     Tengo yo un cuaderno que ha pasado varias veces la censura impuesta de mis "crisis creativas". Tal vez en ésta por la que paso también se salve aunque cada vez van quedando menos motivos para hacerlo.

     Andaba yo por aquellos años de la mano de mi querido profesor y confesor José Paulino Ayuso que me invitó a hacer un congreso de Miguel Hernández que se celebraba en el Paraninfo de la Facultad de Letras de la UCM. Fue un momento de los más bonitos de mi vida, pues a pesar de que no paraba de hablar con los poetas muertos, jamás me sentí tan solo como ahora.


     Al igual que hacía el gran poeta de la Guerra y queriendo imitarle, me aventuré con dibujos zafios y hasta con versos medidos. En muy contadas ocasiones este cuaderno ha visto la luz porque sólo puedo enseñar un par de poemas que no me delaten en lo más profundo de mi ser. Fue un autentico ejercicio de catarsis interna y de sinceridad conmigo mismo y puede ser que algún día hasta me decida a continuar con sus página en blanco. 

     Hoy en día, no hay nada que me seduzca fieramente, no hay nada por lo que valga la pena seguir escribiendo, nada de mí  merece ser contado, los recuerdos forman parte de la frágil arquitectura de mi ser y cuando afloran, hacen temblar el edificio de mi cuerpo que espera inútilmente a que el Amor le pinte de colores las paredes. 

1 comentario:

JuanLomar dijo...

Siempre hay algo para contar de si y querer negarlo hace que sea más palpable la intriga por saber que es. No es una intriga morbosa, es confianza en quien escribe de si con mucha solvencia.