EL AMANECER FURTIVO DE LA CARNE
lágrima de lo infinito. |
Recuerdo mil veces
las formas insólitas
que guardó nuestro abrazo
los rincones dulces
que atesoraba tu boca
el dolor de mi cuerpo
cuando cerrabas los ojos.
Y yo, perdido entre tinieblas de cobarde,
busqué tu mirada en otro rostro
la bruma negra de la
noche
descubrió mi mano en otro pecho
y el corazón pisoteado en las aceras.
Helicoide corpórea que desciende
a un infinito obscuro y entrópico;
realidades rojas de cuerpos desnudos:
"el amanecer furtivo de la carne".
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